“A la Espera” | Ignacio Quirós

La espera en la pintura contemporánea, especialmente en relación con la expectativa, genera una tensión latente entre la imagen y la persona espectadora. La espera puede ser abordada como un espacio de tiempo, en el cual las figuras retratadas parecen estar suspendidas, a la espera de algo que quizás nunca ocurra. Este tipo de escenas suelen capturar momentos de quietud o introspección, donde los personajes parecen estar congelados en el tiempo. A menudo, estas representaciones sugieren un contexto emocional o psicológico sin revelar explícitamente la causa o el desenlace. Este concepto introduce una ambigüedad que puede ser interpretada de múltiples maneras, dependiendo de la subjetividad de quien la observa, e invita a proyectar sus propias expectativas y narrativas.

Durante la producción de la exposición, Ignacio Quirós y Cristina Ramírez se sumergieron en una serie de conversaciones en torno al rol de la narrativa en la imagen, la naturaleza de la espera y el impacto de la expectativa en la pintura contemporánea. Exploraron juntos cómo las imágenes pueden contener historias implícitas, sugerir temporalidades y evocar un sentido de inminencia, de que algo está o no, por ocurrir. Este intercambio de ideas dio lugar a una entrevista que comparte no solo el proceso creativo de Ignacio, sino también algunas reflexiones sobre la relación entre el espectador y la obra, donde la narrativa se activa en el diálogo entre ambos.

Cristina: La espera y la expectativa en tu trabajo se utilizan como herramientas para involucrar a las personas espectadoras, no solo en el plano emocional, sino también en la construcción de significados. La ambigüedad en los retratos y la sensación de suspensión temporal generan una tensión que alimenta la narrativa visual. Los personajes pintados, en su inmovilidad y en la falta de claridad sobre su situación, invitan a un diálogo con quién observa, que se convierte en cómplice de la escena.

Esta exploración no sólo desafía al espectador a preguntarse qué están esperando, pensando o viviendo los personajes, sino también qué rol juega su propia expectativa en la experiencia de la obra. ¿Es esta una cuestión que te atraviesa a la hora de producir?

¿Las imágenes pueden contar historias o es el espectador quien, al mirarlas, se convierte en narrador?

Ignacio:  Al empezar a plantear la escena trato de establecer un juego entre elementos que me atraen, elementos de fotografías. Como les contaba en las visitas de estudio, en esta pieza (“Hombre visto a través de ventana”), todo empezó con la ventana y su forma, visualmente me atraía y la ubiqué justo en el centro del bastidor. Desde ahí empecé a imaginar o visualizar:  ¿qué más hay? ¿Se ve algo a través de esa ventana? y si lo hay, ¿quién lo está viendo? ¿lo ve una o más personas?, si es más de una persona, ¿cuál es la relación entre ellas?, ¿cómo es el espacio en el que están ubicadas la ventana y las personas? y ¿cómo es el espacio que se ve a través de la ventana? Cada decisión está modificando la “historia”, una historia con la cual espero que la persona espectadora se involucre e interprete a su manera, que cada persona sienta la libertad de tener su propia experiencia.

Algunas veces encuentro una foto de referencia y lo que tengo que modificar es muy poco. La pieza “3 hombres inclinados” era una foto de una universidad gringa de los años cincuenta, en la que tres estudiantes se habían rapado en la cabeza las siglas de la U como un gesto de orgullo, lo que me interesaba era solamente la posición en la que se encontraban, me parecía ambigua: ¿se están cagando de risa? ¿Están siendo arrestados? ¿Están tosiendo? Lo único que tuve que hacer fue omitir la sigla rapada en la cabeza y limpiar el espacio para darle más protagonismo a las tres figuras.

Trato de llevar la figuración a un punto intermedio entre simplificación y detalle. Me interesa que sean reconocibles como “reales”, pero tampoco siento que sea necesario para mis propósitos entrar en grados más detallados de representación. Lo que necesito es llevar la escena a un punto en que la persona que la vea pueda entrar en el juego conmigo.

Cristina: Es interesante porque según Panofsky, el sentido último de una obra de arte se revela en la interacción entre el objeto artístico y su público. Panofsky también puede ofrecer una perspectiva valiosa para abordar el tema de la espera y la expectativa en la pintura contemporánea, aunque su enfoque esté más orientado hacia el análisis del arte clásico. Su método iconológico y su capacidad para desentrañar las capas de significado en una obra de arte pueden aplicarse también a las cuestiones de la representación del tiempo y la expectativa en el arte contemporáneo. Su análisis del “sujeto detenido” en el tiempo puede conectarse con el tema de la espera. Para Panofsky, el tiempo en el arte no es solo un flujo continuo, sino que puede representarse como un instante suspendido, un momento decisivo que condensa múltiples narrativas posibles. Esto me resuena porque desde un inicio te compartí que tu trabajo me parece muy cinematográfico, ¿considerás las narrativas posibles a la hora de enfrentarte a una obra?

Este concepto de un “instante suspendido” se vuelve crucial. La espera, en este sentido, podría verse como un momento cargado de expectativa, donde las figuras parecen atrapadas en una temporalidad ambigua, lo que genera una tensión narrativa y emocional. Panofsky podría interpretarlo como una forma de “tiempo comprimido”, donde el pasado, presente y futuro coexisten en un solo instante pictórico.

Ignacio: Justamente en la capacidad de la imagen en sugerir múltiples narrativas es donde encuentro su fuerza, para mí crear el contenido de una obra se vuelve el ejercicio de esquivar lecturas obvias que se vuelven callejones sin salida.

La espera en estas pinturas podría, entonces, no ser solo una experiencia de los personajes dentro del cuadro, sino también una expectativa proyectada hacia el espectador. La obra crea un espacio de espera compartido, donde la resolución o el significado depende de la interpretación activa del espectador. Este enfoque dialoga con el método iconológico de Panofsky, que implica ir más allá de la lectura superficial y comprometerse con la obra a niveles más profundos.

Cristina: Hablemos sobre tu proceso… Me interesa muchísimo conversar sobre la idea de narrativa, en un principio cuando iniciamos nuestras conversaciones, mencionaste una afirmación de Jeff Wall que dice: “Las imágenes no pueden contar historias porque son estáticas, están fuera del flujo del tiempo. Contar historias es lo que hacemos para tratar de entender el tiempo pero las imágenes por su naturaleza se alejan de la narración, cancelan la narración. Todo en la imagen sugiere una narración pero no es capaz de proporcionarla. El espectador es el que narra la historia, tal vez no de una manera literal pero es capaz de sentir un antes y después en ella y la conecta a sus propias memorias y experiencias”. Disentí con esta afirmación, pienso en Barthes que sostiene que toda imagen tiene un nivel de “lectura”, es decir, que los signos visuales siempre remiten a significados más profundos y, por lo tanto, generan narrativas, incluso en el caso de las imágenes más simples o aparentemente objetivas. Pero contame cuál es tu acercamiento.

Gilles Deleuze y Henri Bergson abordaron cómo una imagen fija puede implicar múltiples temporalidades. Para ellos, una imagen puede contener una “espera” o “suspensión” que genera una experiencia narrativa en el tiempo de percepción del espectador. La imagen, al condensar el tiempo en un solo momento, invita a una interpretación narrativa de manera distinta a la secuencialidad de una historia contada en palabras o movimiento.

Ignacio:  Me parece interesante esa afirmación de Jeff Wall, pero es cierto que inevitablemente todos los elementos y situaciones que reconocemos están asociadas a nuestra propia experiencia.

En mi obra pictórica, manipulo referencias fotográficas con la intención de borrar

sus posibilidades narrativas. Al querer entender las imágenes tendemos a contar historias a partir de ellas. Aunque sean estáticas, las ubicamos dentro del flujo del tiempo, es decir: imaginamos un antes y después del instante que nos ofrecen. Esto es natural ya que entendemos nuestra realidad por medio de historias. Me interesa que en mi pintura aunque se sienta la posibilidad de una narrativa, se tenga una experiencia con la imagen en sí.

Me interesa que en mi pintura, aunque se sienta la posibilidad de una narrativa, se logre tener una experiencia con la imagen en sí. Cuando intentamos entender las imágenes, tendemos a imaginar y crear historias sobre su significado. Aunque sean estáticas, las situamos dentro de un flujo temporal, es decir: imaginamos un antes y un después del momento que representan. Esto es natural, ya que comprendemos nuestra realidad a través de historias.

Lo que pretendo es crear una imagen en la que se dificulte crear una historia por que la imagen no se presta, no existe en ella elementos visuales que la sugieran, me interesa que la persona espectadora “rebote”; una y otra vez sobre la imagen, que lo dificulte. Esto puede generar una experiencia sensorial o la sensación de múltiples historias posibles sin que ninguna se concrete.

Cristina: Si aplicamos el enfoque iconológico de Panofsky al “sujeto detenido”, podemos ver que esta figura inmovilizada podría estar cargada de simbolismo, más allá de la representación literal de la espera. En la pintura contemporánea, donde la narrativa no siempre es evidente, el sujeto detenido puede simbolizar alienación o desconexión, reflexión interior, en fin, podría ser interpretado como una figura cargada de significados múltiples, que abarcan lo temporal, lo psicológico y lo simbólico. Quizá este simbolismo está ligado ya de por sí a la imagen que elegís, por ejemplo del cine. ¿Te suena?

Antonioni explora personajes que parecen estancados en un estado de crisis existencial. Sus películas están marcadas por largos planos donde los personajes parecen no moverse, emocional o físicamente, y la narrativa se desarrolla de forma pausada, acentuando la sensación de vacío y desconexión. Chantal Akerman en “Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles” retrata a una mujer que realiza las tareas cotidianas de su hogar en una rutina repetitiva, deteniéndose en los detalles de la vida cotidiana y en los momentos de pausa. La película está estructurada en torno a la espera y la inmovilidad, lo que genera una tensión subyacente que solo se desata hacia el final.

Ignacio: Por lo general lo que me llama la atención de las fotografías con las que trabajo es que las siento distantes, los lugares, los personajes. La carga narrativa-emocional que contienen se vuelve más borrosa con los nuevos contextos en que las ubico. Para terminar, son llevadas al mundo “elástico” de la pintura. Es un proceso en que los elementos originales se mantienen, se transforman o desaparecen.

Al ver el conjunto de pinturas que tengo para esta exposición, puedo ver que los puntos de partida han sido diversos (un espacio, el gesto de una persona, una acción congelada, etc) Ahí empieza el impulso inicial. Entre cosas recurrentes que he detectado, está que a menudo los personajes parecen estar contenidos o siendo oprimidos por los bordes del bastidor, esto recuerda que se trata de un espacio artificial.

Cristina: Hablemos del título de la exposición y de Raymond Carver, que lo trajiste a colación cuando estábamos conversando al respecto, y fue de lo más apropiado.

Su trabajo se caracteriza por la representación de personajes que a menudo parecen estar “detenidos” en sus vidas, atrapados en momentos de reflexión o en la búsqueda de conexiones significativas. En muchos de sus poemas, Carver presenta a personajes en momentos de inacción, esperando que algo cambie en sus vidas, a menudo se centra en la vida cotidiana y en los detalles mundanos, lo que resalta la sensación de espera en la rutina. Esta espera puede estar relacionada con la esperanza de una transformación personal, la mejora de una relación o el anhelo de un futuro más prometedor. Por ejemplo, en su poema “What the Doctor Said”, el protagonista enfrenta una situación médica incierta, en la que el acto de esperar se convierte en una experiencia cargada de ansiedad y reflexión.

“I said, ‘What do you mean?’ 

He said, ‘It means you have to wait.’ 

And I waited.” 

Ignacio:  Me gusta la idea de que estas imágenes nos tienen esperando, esperando a que algo se resuelva o concrete. Me gusta que en esa espera las cosas cambian, nosotros cambiamos, y a partir de ese cambio vendrán nuevas interpretaciones.

Con respecto a Carver, en la cotidianidad de sus cuentos siento que se revelan cosas muy significativas y reveladoras. Hay cosas muy sutiles.

Cristina: Para finalizar, te he mencionado en numerosas ocasiones que tu trabajo me parece sumamente cinematográfico, se manifiesta principalmente en el uso de recursos visuales y narrativos que parecen capturar un fotograma o “still” de una película, donde la escena parece congelada en un momento clave y sugiere una continuidad o historia antes y después del instante pintado. Esta “detención” es lo que considero que aporta una atmósfera que combina lo pictórico con lo narrativo, quizá mi parte favorita de las escenas. ¿Qué se te viene a la mente cuando te comento esto?

Ignacio:   Algunos de los elementos/personajes en estas pinturas han sido capturas de películas. Los personajes reflejados en espejos son un recurso que veo utilizado en el cine a menudo, no solo una introspección del personaje, también otra dimensión espacial que me parece interesante.

 

Proyecto beneficiario de los Fondos Concursables en Artes Visuales del Museo de Arte Costarricense MAC.

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